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miércoles, 29 de noviembre de 2023

LA BESTIA Y EL ANTICRISTO


Una respuesta.

Por:

Carlos Ardila.

 

Respuestas a preguntas surgidas en nuestros grupos de estudio del libro de Apocalipsis durante el primer semestre del año 2011,

 

Hermano Carlos, entonces, la bestia:

 

¿Quién es? ¿Un monstruo que aparecerá en el tiempo del fin? ¿El hijo encarnado de Satán? ¿El anticristo? ¿Cuál es su marca o en qué consiste? ¿La misma que nos es enseñada en las producciones de Hollywood, el 666 marcado a manera de mancha en el cuerpecito de un hermoso bebé que luego se transforma en un terrible monstruo de maldad?

 

Gracias por tan importante inquietud, veamos que nos dice la Palabra de Dios a este respecto:

 

Contario a la creencia religiosa popular, lo menos que contiene el libro de Apocalipsis o de Revelación, son elementos escatológicos o relacionados con el tiempo del fin, en lugar de ello, principalmente en su extensión, dicha revelación indicó lo por sucederse, ya de hecho cumplido en el que sería el futuro inmediato de la iglesia primitiva perseguida y atribulada por el poder opresivo romano entonces dominante, notemos lo dicho en la introducción misma del libro al señalar lo que a continuación habría de anunciar: LAS COSAS QUE DEBEN SUCEDER PRONTO (1:1), indicando con ello un tiempo evidentemente cercano al de su escritura (1:3).

 

¿Un monstruo de maldad?

 

Pues bien, por sus obras malvadas en perjuicio de Dios y de sus fieles de entonces (Apocalipsis 13:6, 7,17), desde luego identificamos su accionar como en definitiva monstruoso, sin ser la bestia misma físicamente deforme y repugnante a los ojos a la imagen de las imaginativas especulaciones religiosas y de las producciones cinematográficas con ellas.

 

¿Qué hará su aparición en el tiempo del fin?

 

No, como ya he indicado, el libro hace referencia a las cosas que debían suceder pronto (Apocalipsis 1:1-3), y el texto mismo en mención, Apocalipsis 13, le señala como ya entonces presente en el contexto histórico de la persecución romana sobre la iglesia de Cristo.

 

¿El hijo encarnado de Satán?


No en el mismo sentido literal o al pie de la letra que sugieren algunos religiosos y las producciones cinematográficas, sino alguien que hacía las obras mismas del Diablo al dar muerte a los fieles hijos de Dios a través de su ejército (Juan 8:44; Apocalipsis 13:11,12; 6:9-11; 11:7-9).

 

Finalmente, ¿quién era la bestia?

 

Tengamos presente que el texto nos hace mención de dos bestias, la primera en los versículos del 1 al 10, y la segunda en los siguientes a partir del versículo 11.


Entonces, ¿cuál es la primera bestia y cuál es la segunda?

 

La primera bestia hace referencia al emperador romano, a quien dentro de la religión politeísta del imperio se consideraba un dios digno de adoración (Apocalipsis 13:15).

 

La segunda bestia hace relación al ejército del emperador que forzaba la adoración de este por parte de todos los residentes de mundo bajo su dominación al inclinarse ante la imagen que de sí había sido exhibida para ser venerada en las principales ciudades del imperio, ella ejercía toda la autoridad que le había sido concedida por la primera al exigir que se adorase a su “dios” el “divino” emperador (Apocalipsis 13:11-17).

 

¿Quién le dio su poder a la bestia?

 

Satanás simbólicamente identificado en el libro como el dragón (Apocalipsis 13:2,4).

 

¿En qué consistía su marca?


No sabemos exactamente, solo que esta era puesta no literalmente o al pie de la letra en la mano derecha o en la frente de sus adoradores, es decir que a quienes adoraban al emperador como a dios, se les concedía una marca distintiva visible y exigible que les identificaba como a sus leales (Apocalipsis 13:8, 16,17), en tanto que a los fieles hijos de Dios, los no adoradores de la bestia, no les era puesta tal señal por ser considerados rebeldes al Cesar a quien no adoraban por su dedicación exclusiva al Señor; el no poseer dicha marca equivalía entonces al vivir hoy en la ilegalidad como un indocumentado sin la posibilidad de poder desenvolverse en libertad para negociar o realizar las actividades comerciales que necesariamente hacemos al comprar o al vender alimentos, inmuebles, o mercancías (Apocalipsis 13:17).

 

¿Es la bestia el anticristo monstruoso que vendrá en el tiempo del fin?

 

No, la Palabra de Dios no hace mención de tal monstruo de terror, ni es usado este calificativo para la bestia en el contexto del Apocalipsis, aunque obviamente la bestia era contraria a Cristo, pero en otro sentido.

 

Las menciones bíblicas respecto al anticristo las hallamos en I de Juan 2: 18,22; 4:3 y en II de Juan 1:7, siempre dentro del contexto de dichas epístolas en el cual el apóstol Juan refuta o contradice la falsa doctrina o enseñanza gnóstica que negaba la encarnación de Cristo en un cuerpo físico real, notemos lo que dice el escritor en este sentido:

 

“Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (I de Juan 4:3).


“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (II de Juan 1:7).

 

No debemos confundir o mezclar los contextos, al decir el apóstol Juan, el espíritu del anticristo, apuntaba a una actitud contraria o de oposición a Cristo negando su real encarnación y en absoluto es una referencia a la bestia de Apocalipsis trece, son dos contextos y dos situaciones distintas.

 

Adicionalmente, notemos que este espíritu o actitud de oposición al Cristo negando su real encarnación ya estaba en el mundo cuando Juan escribió acerca de él en su refutación y en defensa de la fe en nuestro Salvador (I de Juan 2:18-22; 4:3).

 

El anticristo, entonces, ya estaba en el mundo negando con su enseñanza la real encarnación del Señor, igual hoy, cualquiera que niegue dicha encarnación tiene consigo el espíritu o la actitud de oposición y negación del anticristo.

 

¿Por qué número de hombre? (Apocalipsis 13:18).

 

Bien, en contraste con el número siete como el número simbólico de Dios, el versículo 18 nos indica que es el seis el número simbólico del hombre, señalando la humanidad de un hombre, el emperador pretendiendo ser Dios.

 

¿Por qué seiscientos sesenta y seis o la triple repetición del número seis?

 

Puesto que en el griego, idioma del cual es traducido el texto al castellano, no existe el recurso literario del superlativo directo, por lo cual en este se recurre a la triple repetición para hacer el énfasis que en español haríamos de manera directa al expresar por ejemplo que el Señor nuestro Dios es Santísimo, en tanto que en el idioma griego este énfasis se haría mediante la triple repetición como observamos en Apocalipsis 4: 8, versículo en el cual se nos dice que Dios es santo, santo, santo, ahora, al decirnos Apocalipsis 13:18 que el número de la bestia es seiscientos sesenta y seis, el énfasis está en la humanidad del emperador, la bestia no digna de adoración por ser humana, humana, humana.

 

Después de la segunda venida del Señor para el juicio final, el único y último hecho pendiente por ser cumplido de los anunciados en el libro, vemos a la bestia y al dragón mismo o Satanás, siendo finalmente arrojados al infierno o al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).

 

Bendiciones.