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martes, 24 de septiembre de 2024

LLAMAME Y YO TE RESPONDERÉ / DEVOCIONAL

 

LLAMAME Y YO TE RESPONDERÉ

 Por: Carlos Ardila.

 

 

El Señor nos ha hecho grandísimas promesas, y Él, siempre fiel, en el momento preciso, actúa a nuestro bien, cumpliendo lo que nos ha prometido.

 

 

En Jeremías 33:3, la Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir».

 

 

El profeta Jeremías inició su ministerio en el año 626 a. J.C., en el año decimotercero del reinado de Josías (Cp. 1:1,2), y predicó antes y después de la destrucción del templo de Salomón en Jerusalén, sucedida aproximadamente en el año 586 a.J.C., cuando parte de la población del reino sureño de Judá fue llevada cautiva a Babilonia, en los días del rey Nabucodonosor II, el Grande, perteneciente a la dinastía de los caldeos (642 a. C. de 562 a. J.C.).

 

 

Por medio de esta promesa del Señor, Jeremías profetizaba la futura restauración de la prosperidad de Jerusalén, dándole a conocer a su pueblo aquellas cosas grandes y maravillosas que este no sabía, pero que Dios haría para él.

 

 

Dios oye el clamor de su pueblo, cuando le pedimos algo a Él con fervor, su gran poder comienza a obrar en función de nuestro bien (Cp. Mateo 7:7a). En medio de nuestras dificultades, le rogamos al Señor que nos ayude, y le planteamos posibles vías de solución, aquellas que a nosotros nos parecen; sin embargo, Él puede mostrarnos en el futuro, cosas aún más grandes, maravillosas que hoy no sabemos, pero que sí están bajo su dominio (Cp. Efesios 3:20).

 

 

Qué experiencia más difícil de sobrellevar ha de haber sido para Judá que su cautividad, no dejemos que el enemigo nos llene de una tristeza y angustia tal que en nuestras necesidades y aflicciones, estemos cautivos del temor y de la incertidumbre, pidámosle al Señor, y Él, como lo ha prometido, nos mostrará un futuro de bendición, y lo encaminará todo en función de nuestro bienestar integral.

 

 

La Palabra del Señor nos dice:

 

 

«Cuando me llamen, yo les responderé;

  estaré con ellos en medio de las dificultades.

  Los rescataré y los honraré» (Salmos 91:15).

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro amoroso, todopoderoso y perfecto Padre Dios, te pedimos, misericordioso Señor, que renueves nuestra fe en ti, de un modo tal que, en medio de nuestras dificultades, en vez de permitirle al enemigo, hacernos cautivos de la incertidumbre y el temor, podamos esperan confiadamente en que tú oirás la voz de nuestro clamor, y nos concederás tu bendición; en el nombre de Jesús, amén.