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martes, 24 de septiembre de 2024

PARA GLORIFICAR EL NOMBRE DE DIOS / DEVOCIONAL


PARA GLORIFICAR EL NOMBRE DE DIOS 

 

 Por: Carlos Ardila.



El Señor, nuestro diseñador y nuestro hacedor, nos ha formado en el vientre de nuestras madres, y al crearnos, Él desde antes, ya había planificado usarnos para su gloria y, por supuesto, para bendecirnos con su Salvación (Cp. Salmos 139:16; 22:10; Jeremías 1:5; Gálatas 1:15).

 

 

No estamos aquí por casualidad, sino para servirle de un modo práctico a nuestro Dios, como agentes funcionales a sus planes eternos de Salvación para el hombre, y desde luego, el enemigo desea distraernos de nuestras responsabilidades espirituales, intentando hacernos perder la perspectiva de lo espiritual, para hacernos enfocar en las cosas de este mundo, en el cual, si ponemos primero a Dios, Él nos bendecirá con lo materialmente necesario para nuestra manutención (Cp. Mateo 6:33, 34).

 

 

Después de haber sido escogido y bendecido por Dios, el gran rey Salomón se desvió del camino, de lo cual él posteriormente se arrepintió y concluyó al final de su libro autobiográfico, el Eclesiastés, que el todo del hombre ha de ser servirle al Señor (Cp. Eclesiastés 12:13).

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor» (Mateo 5:13).

 

 

Recuerda, hemos sido creados para glorificar el nombre de nuestro Dios, en este sentido, en Isaías 43:7 leemos:

 

 

«Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé».

 

 

Como la sal que somos, en el sentido espiritual, no perdamos nuestro sabor, no nos hagamos inútiles al propósito práctico de Dios para nuestras vidas, y sirvámosle como agentes preservadores y precursores de los principios éticos y morales que hemos recibido del Señor, y ayudémosle a seguir llevando a cabo, su gran plan de Salvación.

 

 

Oremos:

 

 

Maravilloso y bondadoso Dios de amor, te alabamos y te exaltamos como al único y verdadero Dios, como al creador del universo y nuestro hacedor, y te pedimos que nos uses cada día para tu gloria, santifícanos y capacítanos para servirte y ser funcionales a tu propósito eterno de salvación, estamos a tu disposición; en el bendito nombre de Jesús, amén.