Copyright © Todos los derechos reservados por Carlos Ardila.
Mostrando entradas con la etiqueta Acab. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Acab. Mostrar todas las entradas

martes, 24 de septiembre de 2024

JAMÁS NOS ABANDONA / DEVOCIONAL

 

JAMÁS NOS ABANDONA

 Por: Carlos Ardila.

 

 

El Señor envió palabra al rey Acab por medio del profeta Elías, informándole acerca de la gran sequía, que debido a la idolatría del pueblo, vendría sobre Israel, anuncio ante el que, el malvado rey se enfadó contra el siervo de Dios, de un modo tal que la vida de este corría peligro, aparte del rey y de su perversa esposa Jezabel, eran muchos los enemigos de Elías, a causa de su predicación en contra de los Baales y sus adoradores.

 

 

A fin de proteger a Elías y de preservarle la vida, el Señor le ordenó al profeta ocultarse en un lugar en donde Él le cuidaría, con relación a esto, la Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Sal de aquí hacia el oriente y escóndete en el arroyo de Querit, al este del Jordán. Beberás agua del arroyo y yo ordenaré a los cuervos que te den de comer allí.

 

Así que Elías se fue al arroyo de Querit, al este del Jordán, y allí permaneció, conforme a la palabra del Señor. Por la mañana y por la tarde los cuervos le llevaban pan y carne, y bebía agua del arroyo» (I de Reyes 17:3-6).

 

 

En razón de nuestro servicio al Señor, y por intentar vivir de un modo agradable a Él, como Elías, somos perseguidos por el enemigo y sus servidores, quienes, a veces, se encuentran en posiciones de autoridad y privilegio, y ellos, enojados con nosotros, nos cierran las puertas del empleo y el abastecimiento, lo cual pone en peligro nuestra seguridad alimentaria y física en general, y como el profeta, confundidos, no sabemos qué hacer ni a don de ir.

 

 

En todo momento, y en especial en el tiempo del apremio y la dificultad, aunque andemos en valle de sombra de muerte, confiemos en el Señor, Él nos mostrará el lugar más seguro, nos animará y consolará, nos cuidará y sustentará; recuerda, el Señor es nuestro pastor, nada nos faltará; hagamos de nuestra relación con Él, un arroyo, un manantial inagotable de paz y provisión (Cp. Salmos 23:1-6).

 

 

Oremos:

 

 

Amado Señor, Dios todopoderoso, haznos fuertes y valientes para servirte con total fidelidad, conscientes de que en donde sea que nos encontremos, estaremos seguros, provistos de pan, y beberemos en calma del agua que emana y fluye clara y limpia del arroyo de tu fuente. En el nombre de Jesús, amén.