Una respuesta.
Por:
Carlos Ardila
Mi novia no es cristiana, no está en contra de mi fe, pero no está interesada en las cosas de Dios, ¿haré bien en casarme con ella? ¿Será un pecado el unirme a ella? Tal vez yo pueda ganarla para Dios al estar casados ¿Puede explicarme que quiere decir II de Corintios 6:14,15 que dice: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
Muy bien. En primer lugar, debo decir que aprecio mucho su interés en el conocer y aplicar la voluntad del Señor a su vida.
En cuanto a la primera parte de su pregunta, diré que quizás no haría usted bien en casarse con ella, ahora, el que ella no esté interesada hoy en las cosas de Dios, no asegura que no llegará a estarlo después con su ayuda; sin embargo, tampoco existe garantía alguna que le asegure a usted que ella se convertirá al Señor después de haberse casado. Yo no diría que sería un pecado el casarse con ella, mas sí que esto sería poco sabio de su parte.
Por supuesto el texto citado no habla explícitamente del matrimonio, habla a los corintios acerca del no compartir las prácticas idolátricas tan comunes entonces a su alrededor, pero naturalmente aplica según mi comprensión a toda clase de relación que establezcamos con otras personas; lo que el apóstol Pablo quiere decir es que no debemos comprometer o poner en riesgo nuestra comunión con el Señor al establecer relaciones de sociedad con personas que no comparten con nosotros una misma visión acerca de la fe y que muy seguramente irán en contra vía de su expresa voluntad lo cual suscitará muchos problemas posteriores, quizás sea conveniente que usted ponga en perspectiva asuntos que tendrá que tratar una vez ya unido a su cónyuge, por ejemplo: El congregarse usted cada primer día de la semana y el asistir a las reuniones de estudio y edificación entre semana, el administrar los bienes materiales que el Señor le ha confiado, el ofrendar voluntaria y generosamente, el educar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor instruyéndoles acerca de la fe verdadera (Efesios 6:2), ¿estará ella de acuerdo con usted en cuanto a esto? Con todo y lo anterior, entre tan solo algunas otras cosas más, ya usted tiene el deber de amar al Señor con todo el corazón, alma, mente y fuerzas (Marcos 12:30; Deuteronomio 6:4,5), por lo tanto, pregúntese a usted mismo si el ignorar y pasar por alto esta sabía instrucción del Señor en cuanto al no unirse en yugo desigual con los incrédulos, ¿será amarlo con todo el corazón, alma, mente y fuerzas?
Estadísticamente, bien puede ser demostrado que estas relaciones de matrimonio generalmente, sin ser claro una regla, terminan por fracasar. Usted quiere ayudarle a ella a llegar al cielo, pero ¿querrá ella ayudarle a usted a llegar allí?, ¿o será ella un obstáculo el cual le distanciará a usted del Señor como suele suceder? ¿Correrá ese riesgo?
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amos 3:3). Por supuesto que no, dado que no existe comunión alguna entre la luz y las tinieblas.
¡El Señor le ilumine a través de su Palabra y le ayude a hacer la mejor decisión!
¡Bendiciones!
Carlos Ardila