Una respuesta.
Por: Carlos Ardila.
Mis pastores y de hecho muchos de ellos en las congregaciones evangélicas y pentecostales manifiestan recibir nuevas revelaciones y afirman ser inspirados por Dios, pero dicen cosas extrañas e incluso ajenas o contrarias a la Palabra de Dios, así que tengo muchas dudas en cuanto a esto, por favor explíqueme:
1. ¿Qué es realmente la revelación?
2. ¿Qué es en sí la inspiración?
3. ¿Reciben los hombres hoy nuevas revelaciones de parte de Dios?
4. ¿Pueden ser inspirados y, por tanto, infalibles en lo que dicen?
5. ¿Se les debe creer cuando dicen ellos algo que no está escrito en la Biblia, pero que estos afirman, se les ha revelado en sueños durante la noche por el Espíritu o que les vino en una visión al estar desayunando en la mañana?
Bien, gracias por tan interesante como discutido asunto.
A fin de responder a esta cuestión, es necesario, como usted lo desea, ofrecer algunas definiciones en cuanto a sus dos primeras preguntas, en tanto que a la tercera, a la cuarta y a la quinta anticipadamente he de responder enfáticamente, NO explicándole posteriormente por qué no al definir primero el significado y el alcance los términos revelación e inspiración, veamos:
Revelación:
Término proveniente del latín revelatio, que equivale a la acción de quitar el velo o de descubrir un algo que ha estado cubierto por este, y del griego apocalipsis, palabra que indica tanto la acción como el efecto de retirar el manto tras el cual un algo desconocido ha estado encubierto a fin de permitir apreciarlo.
Se entiende por revelación tanto a la acción como a los medios o los recursos a través de los cuales Dios se ha dado a conocer al hombre.
Son dos las formas, clases o tipos de la revelación de Dios para el hombre:
a. La Revelación General:
Que hace referencia al testimonio general o universal que respecto de sí mismo ha dado Dios al hombre a través de todos los tiempos y en todos los lugares, por medio de:
1. La Naturaleza:
A través de la cual Dios se ha hecho evidente al hombre en la obra inteligente de su creación (Salmos 19:1-4; Romanos 1:20; Hechos 14:17).
2. La conciencia o el ser Interior del hombre:
Al recurrir Dios tanto a la naturaleza religiosa como a los valores y a los principios éticos y morales humanos generalmente existentes en sus muy diversas culturas (Hechos 17: 26-28; Romanos 2:12-16).
b. Revelación Especial:
Que hace alusión a la expresión mediante la cual Dios se ha dado a conocer personalmente al hombre a la vez que le ha declarado tanto sus propósitos eternos como su plan de redención para él, esta revelación se caracteriza por la presencia e intervención de Dios, principalmente en la historia de Israel (Éxodo 20:2), y por el hecho mismo de ser esta una revelación progresiva hasta la venida del Hijo de Dios y el establecimiento de un Nuevo Pacto en su sangre (Hebreos 1:1,2).
En este orden de ideas, la revelación especial comprende dos periodos, fases o etapas:
1. El Antiguo Testamento: Dado a y a través del pueblo de Israel.
2. El Nuevo Testamento: Venido y establecido por y en la persona de Cristo, revistiendo, a diferencia del Antiguo Pacto local y temporal exclusivo para Israel, un carácter permanente y general o universal, es decir, extendido a toda la humanidad (Hebreos 1:1,2; I de Pedro 2:9,10).
Ahora, por inspiración, se entiende:
Inspiración:
La acción por y a través de la cual Dios en la persona del Espíritu capacitó a los individuos a quienes antes dio su revelación especial, a fin de guiarlos para la correcta, fiel y eficiente exposición bien oral o escrita de la revelación por estos con anterioridad recibida.
Respecto a la inspiración, existen o han sido ofrecidas algunas cuantas teorías:
1. La Inspiración Natural: Que niega o desconoce la presencia y la acción sobrenatural del Espíritu, guiando a los expositores y a los autores bíblicos, haciéndoles idénticos en “inspiración” a los expositores y a los autores seculares.
2. La de la Iluminación: Comprendida como el alumbramiento o el esclarecimiento interior, espiritual o mental, místico o religioso, como un hecho igual o común a todos los cristianos de y en todos los tiempos, lo cual no indica diferencia alguna en cuanto al nivel o al grado de “inspiración” de los expositores y de los autores bíblicos frente a los expositores y autores religiosos contemporáneos.
3. La de la Inspiración Mecánica: La cual supone el papel pasivo de los autores bíblicos limitados a ser solo las veces de secretarios escribanos copiando el dictado oral y literal del Espíritu, lo cual desconoce y contradice el hecho de la variedad estilística observada en las Escrituras a la vez que anula el criterio personal de sus autores.
4. La de la Inspiración Verbal: Teoría esta que sostiene el hecho del control sobrenatural total del Espíritu aún más allá del pensamiento humano propio de cada expositor o escritor bíblico, dándole él mismo la selección absoluta de cada palabra verbalmente expresada o escrita por ellos.
5. La de la Inspiración Dinámica: Por medio de la cual se expresa la existencia combinada tanto de los elementos divinos como de los humanos en la redacción de las Sagradas Escrituras, al guiar Dios a los autores, a la vez que admitiendo de estos el uso de sus propios criterios sin anular sus personalidades y estilos al registrar ellos en el texto lo por Él revelado e inspirado, siendo esta en mi criterio y al parecer de muchos la más acertada teoría.
Desde luego, la revelación tiene por fuente única y directa a Dios, en este orden de ideas, ella depende de manera exclusiva de Él, en tanto que la inspiración también proveniente de Dios permite al instrumento objeto de su revelación organizar y exponer bien de manera oral o escrita el contenido de la revelación recibida, ello no presupone el desconocimiento divino del carácter y del criterio personal, así como del estilo individual del instrumento humano escogido por Dios para dar escritura a su revelación, lo cual resulta evidente de o en la variedad estilística observada en el contenido de sus Escrituras, y desvirtúa de plano la falsa posibilidad del factor mecánico en su redacción. Las Escrituras hacen claro el direccionamiento del Espíritu de Dios, bien para comunicar, recordar o indagar, para poder poner en orden la información puesta a disposición del escritor (Apocalipsis 1:1; Juan 14:26; Lucas 1:1-4).
Ya considerados y explicados los términos revelación e inspiración, entonces:
¿Reciben los hombres hoy nuevas revelaciones de parte de Dios?
Absolutamente no, dado que las Escrituras constituyen la fuente única y veraz de la voluntad de Dios para el hombre en materia de fe y su propósito ha sido el de proveernos toda la información que nos es necesaria para ser enseñados, redargüidos, corregidos e instruidos respecto a la voluntad del Señor para hacernos perfectos, es decir, espiritualmente maduros (II de Timoteo 3:16).
Son ellas el medio único a través del cual Dios nos habla al corazón (Hebreos 1:1,2; 4:12).
¿Pueden ser inspirados y, por tanto, infalibles en lo que dicen los hombres que argumentan recibir revelaciones directas de Dios hoy?
No, no existe hoy tal inspiración en un sentido idéntico al de la inspiración recibida por los autores bíblicos, más bien, el hombre, bien sea pastor, evangelista, predicador o solo un cristiano exponiendo las Escrituras, es guiado por Dios a fin de comunicar la Palabra YA ANTES REVELADA, INSPIRADA Y ESCRITA, LA CUAL YA TENEMOS Y NOS HA SIDO DADA COMO UN HECHO YA CUMPLIDO (Judas 3).
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (II de Pedro 1:19-21).
¿Se les debe creer cuando dicen ellos algo que no está escrito en la Biblia, pero que estos afirman, se les ha revelado en sueños durante la noche por el Espíritu o que les vino en una visión al estar desayunando en la mañana?
Por supuesto que NO, un siervo fiel del Señor, se limitará a la exposición de lo ya escrito, hablará conforme a las sanas Palabras de Dios y las retendrá en su corazón:
“Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros” (I de Corintios 4:6).
“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (I de Pedro 4:11).
En cuanto a los requisitos que debe reunir el anciano, obispo o pastor, el apóstol Pablo indica que él deber ser: “Retenedor de la palabra fiel, tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9).
Bien haremos en confirmar lo que nos es enseñado confrontándolo para aceptarlo o rechazarlo si corresponde o no a la Palabra de Dios (Hechos 17: 10,11).
¡Bendiciones!