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domingo, 26 de noviembre de 2023

¿HABLAR EN LENGUAS?

 


Algunas respuestas.

Por:

Carlos Ardila.

 


Tengo algunas inquietudes acerca del don de hablar en lenguas.


Muy bien, gracias por tan importantes inquietudes, las siguientes son las respuestas pertinentes a cada una de sus preguntas a este respecto:

 

1. ¿Qué son realmente las lenguas de las que habla la Biblia?

 

Según nos lo indica la Biblia, las lenguas no fueron otra cosa más que idiomas, note usted por favor lo registrado por Lucas respecto al fenómeno del hablar en lenguas los apóstoles durante el día de Pentecostés del año 33 d.C. en la ciudad de Jerusalén, al ser establecida la iglesia:

 

“Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África, más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” (Hechos 2:5-11).

 

Las personas congregadas en Jerusalén con ocasión de esta importante celebración judía, siendo de diferentes nacionalidades, podían a su vez comprender las palabras que los apóstoles pronunciaban, investidos con el poder sobre natural del Espíritu Santo, sin que fuese necesaria la mediación de intérprete alguno, fenómeno este ante el que estaban todos, los naturales como los extranjeros, perplejos y diciendo lo que a continuación le pido por favor note de nuevo: "¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios" (versículos 8 y 11).

 

2. ¿El hablar en lenguas se relaciona con la salvación, si no hablo en lenguas entonces no soy salvo?

 

No existe relación alguna entre una cosa y la otra, para ser salvos debemos:


Creer en el Señor Jesucristo (Juan 3:16).

Arrepentirnos (Hechos 2:38; 3:19).

Confesar nuestra fe en el Señor (Romanos 10:9,10).

Ser Bautizados (Hechos 2.38).

Perseverar en la doctrina de Cristo (Apocalipsis 2:10).


Ahora, la posesión de los dones milagrosos o sobrenaturales del Espíritu Santo, incluido el don del hablar en lenguas, cesó con la venida de lo perfecto, es decir, de la revelación completa del texto del Nuevo Testamento (I de Corintios 13:8-10).

 

En consecuencia de ser bautizados en Cristo para el perdón de nuestros pecados, recibimos el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38), el cual es diferente del poder temporal del Espíritu Santo que Dios concedió durante el primer siglo a sus apóstoles y a algunos individuos más quienes recibieron la imposición de las manos apostólicas, el don del Espíritu Santo que recibimos los creyentes al ser bautizados en Cristo, es el sello o la garantía de nuestra redención (Efesios 1:13,14), mas no nos dota de poder milagroso o sobrenatural alguno.

 

3. ¿Es cierto que el hablar en lenguas es la señal inequívoca de tener el Espíritu Santo, si no las hablo entonces no tengo el Espíritu?

 

Tal afirmación tan usual en círculos religiosos es por supuesto incorrecta, no todos los cristianos que recibieron los dones sobrenaturales del Espíritu Santo hablaban en lenguas (I de Corintios 12:4-11).

 

«Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero, maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Interpretan todos?» (I de Corintios 12:28- 30).

 

Desde luego, aunque no todos los cristianos hablaban en lenguas, evidentemente ya eran salvos y tenían al Espíritu de Dios morando en ellos, note las afirmaciones del apóstol a este respecto: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (I de Corintios 12:13). Existían en la iglesia entonces dones milagrosos o sobrenaturales diversos, más el Espíritu del cual provenían estos era el mismo, una vez más note las palabras del apóstol en I de Corintios 12:4: Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Si bien, hoy no existen tales dones milagrosos o sobrenaturales en la iglesia (I de Corintios 13:8-10), estamos los cristianos en posesión de otros dones que nos califican para el ministerio (Romanos 12:6-8), y somos por supuesto cada uno de nosotros morada y templo del Espíritu que recibimos al ser bautizados en Cristo para el perdón de nuestros pecados (Hechos 2:38); I de Corintios 3:16; 6:19; Santiago 4:5; Hechos 5:32).

 

4. ¿Son realmente lenguas las que se escuchan hablar en algunos servicios religiosos? ¿Es esto verdaderamente algo de Dios? Me inquieta, incómoda y asusta, se me hace en extremo fanático.

 

En definitiva, estas no son lenguas, son más bien sonidos extáticos, incongruentes e incomprensibles, que a diferencia de los idiomas de Pentecostés, nadie puede entender.

 

Ahora, ¿cómo es qué las gentes llegan a emitir tales sonidos como si fueran del Espíritu, creyendo honestamente estar en la posesión de un don sobre natural?

 

Se trata de un fenómeno de autosugestión, ellos ya antes han estado escuchando a otros hacerlo en sus servicios, y presionados por el deseo de ser salvos, lo cual por supuesto todos queremos ser, y pensando no serlo por no hablar en lenguas, en un determinado momento sicológico dejan salir de sus memorias todos los sonidos extáticos que previamente oyeron emitir a sus compañeros de culto, y ya está, llegan honesta, pero tristemente equivocados a pensar que han sido dotados de un don sobrenatural por el Espíritu.


Bendiciones.