¿Es literal lo dicho por el Señor en el sentido de trasladar los montes en Mateo 17:20?
Una Respuesta
Por:
Carlos Ardila
No, en realidad es simbólico, si bien el Señor podría a voluntad trasladar los montes y lo haría alguien que recibiera de Él tal poder, no habría propósito alguno en hacerlo, más bien sería la ostentación vana de la posesión de dicho poder, lo cual por supuesto no hizo el Señor, ni pediría a hombre alguno hacer.
¿Qué significa entonces lo dicho por el Señor al hacer uso de tal expresión? Bien, la mostaza, una muy diminuta semilla que al germinar produce una gran planta, era usada como un símbolo o una representación de las cosas chicas. Adicionalmente, se decía en los días del Señor de los rabinos o de los maestros quita montes, es decir de aquellos individuos que en la enseñanza poseían una habilidad pedagógica tal que lograban apartar de la mente de sus oyentes los obstáculos que les impedían comprender de manera clara el mensaje que por ellos les era comunicado, a dichos obstáculos o problemas se les asemejaba a los montes; luego, lo que Señor quiso decir a sus discípulos con tales palabras, lo cual ellos bien por el conocimiento de estas figuras comprendieron, en síntesis apuntaba al poder de la fe, que poseída aunque fuese en una muy baja proporción, similar a la pequeñez de un grano de mostaza, bien podía rebasar, superar o quitar de en medio los obstáculos representados en los montes que nos separan de la recepción de las bendiciones de Dios; en este caso específico y en el contexto en cuestión, los discípulos del Señor habían fallado al intentar expulsar a un demonio que poseía a un cierto individuo, cuando ya antes ellos mismos habían realizado obras similares; no obstante, en esta situación en particular, había faltado en sus discípulos la fe suficiente (Versículos 16,17,19,20), razón en virtud de la cual estos fracasaron en el intento.
Si nuestra fe es en el Señor, aunque pequeña, similar a un grano de mostaza, puede ayudarnos a remover o a quitar de en medio los montes, es decir, las dudas, las inquietudes y los obstáculos que nos distancian o nos separan de la recepción de las bendiciones de nuestro Dios y de la comprensión de su Palabra.