Por:
Carlos Ardila
A. TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE (Mateo 16:13-19)
“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros Elías, y otros Jeremías o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros. ¿Quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente".
Jesús, ante tal confesión, afirmó: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia”.
Poco antes del nacimiento de Jesús, Herodes Felipe, el tetrarca, reconstruyó la antigua ciudad de Paneas en Palestina, y le dio el nombre de Cesarea de Filipo, con el propósito de dar honra a Tiberio, el Cesar y a sí mismo, Felipe. Una característica de dicha ciudad, era el terreno firme y rocoso sobre el cual fue asentada, particularidad misma que ilustra, a su vez, la solidez y firmeza del fundamento sobre el que ha sido establecida la iglesia del Señor.
Ahora, ¿Qué fue lo que, tan acertadamente y con tal convicción, afirmó Pedro? ¡Tú eres el Hijo del Dios viviente! ¿Qué significa esta confesión? Sobre esta roca edificaré mi iglesia. ¿A qué roca se refiere Jesús?
¡Tú eres el Hijo de Dios! ¿Qué significa esta declaración? Para entenderlo es preciso interpretar la expresión Hijo de Dios empleada por Pedro a la luz del contexto de su original utilización.
¿Qué idea transmitían estas palabras al entendimiento judío? En Juan capítulo cinco, versículo diecisiete, Jesús sostuvo que Dios era su Padre, ante semejante manifestación, los judíos aún más procuraban matarle, ya no solo por aparentemente quebrantar el día de reposo, por mucho más que esto, que ya juzgaban bastante grave, una razón aún más poderosa les hacía querer asesinarle, debe ser notado lo expresado en el versículo dieciocho, ahora decía que “Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”, lo cual ellos interpretando literalmente, no podían menos que comprender, Jesús estaba afirmando ser Dios.
¿Por qué razón llegaron los judíos sin duda alguna a esta conclusión? Jesús decía ser Dios, al decir que Dios era su propio Padre, él se hacía igual a Dios (Juan 5:18).
La expresión Hijo de Dios, es en sí misma un hebraísmo o modismo de filiación judío; ello implica que aquel que se señala hijo de, posee las mismas “cualidades o características” de aquel o de aquello que se dice es padre del tal.
Así, por ejemplo, en Lucas 16:8 Jesús hace relación a los hijos de este siglo y a los hijos de luz, en forma similar, en Efesios 2:2,3, el apóstol Pablo hace alusión a los hijos de desobediencia y a los hijos de ira y en 5:8 a los hijos de luz; Jesús llamó a Jacobo y a Juan, ambos hijos de Zebedeo, Boanerges o hijos de trueno. (Marcos 3:17); José, fue llamado por sobrenombre Bernabé, Hijo de consolación (Hechos 4:36) Sería absurdo suponer o siquiera pensar que estas personas tuvieran padres llamados, siglo, desobediencia, ira, trueno y consolación respectivamente.
Las designaciones hijos de este siglo, de luz, de desobediencia, del trueno y de consolación, hacen clara referencia a las “características” personales de estos individuos, permitiendo la identificación de su carácter a través de sus actuaciones y de sus frutos particulares e individuales, de acuerdo a lo que se dice cuando se expresa que ellos son hijos de…; en este orden es claro observar que un hijo de desobediencia “se caracterizará” por ser desobediente, un hijo de luz se “caracterizará” por actuar con justicia delante de Dios, un hijo del trueno “se caracterizará” por poseer un carácter fuerte y templado; un hijo de consolación “se caracterizará” por estar siempre presto a consolar y actuar con misericordia. El Hijo de Dios “se caracterizó” por actuar como lo haría el Padre, exhibió las mismas “características y cualidades” de poder del Padre:
El apóstol Pedro afirmó con claridad contundente: Tú eres el Hijo del Dios viviente, con ello reconoció su Deidad, expresó entender que Cristo, el Hijo de Dios, “es caracterizado” por poseer las mismas “cualidades y atributos” divinos del Padre (Colosenses 2:9). Esto mismo debemos confesar todos los hombres respecto a Jesús para nuestra salvación (Romanos 10:9,10). Jesucristo es el Señor (Kurios en el idioma griego), él es Divino. En el Nuevo Testamento, Jesús nos es presentado como Dios todopoderoso en pie de igualdad con el Padre (Juan 1:1; Romanos 9:5; Filipenses 2:6; Colosenses 2:9; Tito 2:13; Hebreos 1:8,10; II de Pedro 1:1; I de Juan 5:20). Como un consubstancial del Padre (Juan 10:30; Hebreos 1:3,8); Como un Dios soberano y creador (Juan 1:10; Hechos 3:15; Colosenses 1:15-17; Apocalipsis 1:8,3:14).
El nombre Pedro (Petros en el idioma griego) significa piedrecilla; la palabra usada por Jesús al afirmar: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia”, es petra, cuyo significado es roca, la roca sobre la cual sería edificada la iglesia del Señor, no es Pedro (Petros), lo es su confesión, “tú eres el Hijo de Dios”, tú eres Dios, este es el fundamento sobre el cual está edificada la iglesia, la Divinidad del Cristo, Jesús es la roca (I de Corintios 10:4; I de Pedro 2:4-8; I de Corintios 3:11).
Jesús es el fundamento y la cabeza de su iglesia, por cuanto él es quien tiene toda autoridad (Mateo 28:18; Colosenses 1:18; Filipenses 2:10,11).